Títulooriginal: East of Eden
Autor: John
Steinbeck
Género: Novela - Literatura contemporánea
Año de publicación: primera edición 1952
Sinopsis: El mundo de las letras celebra este año el centenario del nacimiento de John Steinbeck, Premio Nobel de Literatura en 1962, y el cincuentenario de la publicación de Al este del Edén, dos motivos más que suficientes para devolver a los lectores esta novela, una de las más conocidas de este autor, y en la que se inspiró Elia
East of Eden,
traducido al español como “Al Este del Edén” y en ocasiones “Al Este del
Paraíso”, es posiblemente una de esas obras que no necesitan nuevas reseñas,
porque ha llegado a ser uno de los clásicos de la literatura contemporánea.
Existen ya innumerables comentarios -sin dudas mucho mejores que el presente, en la mayoría
de los casos- pero sucede que no puedo abstraerme de compartir a uno de mis
autores favoritos. Técnicamente no está considerado como uno de sus mejores
trabajos, y se lo suele ubicar bastante por debajo de Las Uvas de la Ira que se tiene como su mayor logro, lo que
resulta irónico, porque el propio Steinbeck la reputaba como su mejor obra.
Efectivamente, es una novela costumbrista de carácter excepcional.
Algunas
pinceladas autobiográficas se entrelazan en la historia. Los Hamilton son la
propia familia del autor, y el mismo Steinbeck se asoma brevemente al relato,
como efímero personaje secundario. Adam Trask y su familia serán los protagonistas
principales, a los que sigue a lo largo de tres generaciones, en el período comprendido
entre la Guerra de Secesión y la Primera Guerra Mundial.
La manera de
decir del autor es propia del universo que solo alcanzan los pesos pesados de
las letras. Párrafos impecables, cargados del tipo de imágenes que presentan al
Valle de Salinas con la misma naturalidad y colorido que logra, por ejemplo,
Norman Rockwell en su pintura. El “valle Largo” de la época se extiende ante
nuestros ojos internos con todo su esplendor. En su seno, el paisaje interior
de los protagonistas adquiere idéntica carga descriptiva. Es en este profundo
estudio de la intimidad de los personajes donde radica su valor preponderante,
agudeza que encontramos en cada uno de sus trabajos, pero llega a ser visceral,
tanto en el que nos ocupa como en “Cannery Row”, que desde mi punto de vista es
el que expresa más cabalmente estas honduras.
Adam es un
hombre atormentado. Vive su propio infierno solitario en una permanente
fluctuación que lo mueve a perderse a sí mismo en ocasiones y diseccionar su
alma de forma despiadada en otras. Se ha encerrado dentro de los límites
externos de sus propias tierras, pero dentro de ellas ha fijado una segunda
muralla interior –ésta vez infranqueable- en torno a sí mismo. Un criado chino
le acompaña en su retiro y se hace cargo de la casa y la contención tanto de
Adam como de sus dos hijos, Aarón y Caleb.
La gran promotora
de todos estos conflictos es Cathy Ames. Llega a la vida de Adam de manera
accidental, para convertirse luego en su esposa, y abandonarlo tras el
nacimiento de los mellizos, dejándolo sumido en el estupor y la angustia. La
personalidad retorcida y psicopática de Cathy se va desarrollando de una manera
magistral, ganando en matices a lo largo de los capítulos, sin descuidar sus
propios conflictos emocionales, aún cuando se trata de un ser carente por
completo de empatía. Solo uno de los vecinos de la familia Trask será capaz de
vislumbrar desde un principio aquellos rasgos, y no es otro que Samuel
Hamilton, el perspicaz abuelo del autor.
Desde su título
y los obvios nombres de los personajes se puede anticipar que se trata de una
sutil alegoría del relato bíblico, del tema del amor y el desamor y del bien y
el mal. Personajes que decantan en uno u otro sentido, o en ambos; desiciones
fundamentales, reflexiones profundas expresadas con la sencillez y la sabiduría
innata de la gente de una California que es aún semi rural.
Por: José Castro
Moreda
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